Vista a la luna
(2000)

Vistas a la luna presenta las vivencias de una pareja de vagabundos que ha convertido los cajeros automáticos en el hogar donde pasan cada noche. Sara y Tulio, inocentes o pícaros, nos ofrecen una visión irónica de nuestros hábitos consumistas: tienen las mismas aspiraciones que una familia de clase media, pero desde la voz de los desheredados. Sus sueños pueden convertirse en realidad cuando casualmente se encuentran con un hada madrina; sin embargo ésta parece haber olvidado cómo se conceden los deseos o quizás es que está demasiado preocupada tratando de solucionar por teléfono sus problemas amorosos.

El principal reto hacia el que se encamina Vistas a la luna, un montaje destinado a todo tipo de público, es el de convertir la escena en una ventana vuelta hacia la realidad: una ventana a través de cuyos cristales se deforman algunas imágenes, se exageran detalles, se descontextualizan otros… Todo ello pretende darle un giro al punto de vista desde el que solemos asumir nuestra cotidianeidad y presentar así un espacio ficticio pero demasiado cercano a nuestro presente como para no afectarnos. Utilizamos el humor y el desconcierto como componentes esenciales en la creación de un microcosmos, en el cual un trío de extraños personajes testimonian nuestra propia extrañeza ante el mundo.